martes, 28 de octubre de 2014

Martina ya camina

Cuán necesarios son los golpes de realidad. Hace unos días vi en la consulta del Dr. Garozzo a una pequeña que a duras penas podía caminar. Lo hacía pero de un modo muy lento y con muchas dificultades. Me llamó mucho la atención pero no averigüé de qué se trataba.

Este pasado domingo tuve un día realmente complicado. La sesión del día -sí, no hay descansos aquí- coincidía con las lecciones de la Escuela de Medicina Tradicional China que imparte el Dr. Así, como ya hacía en la vez anterior, él explicaba mi caso a sus alumnos y entre todos debían escoger cuál era la mejor vía para tratarme. Me tocó una dolorosísima tanda de acupuntura y otra de 'copetas'. Me dolía todo, hasta el alma. Son esos momentos en los que echas de menos y te planteas ¿qué hago aquí sufriendo de este modo? No podía parar de llorar bajo la incompasible mirada del Dr. Me sentía mal por tener enfrente a siete alumnos que esperaban de todo menos mi llanto. No podía remediarlo. Menos mal que al final de la terapia llegaba Mar, mi prima, que había venido a ver qué me hacían ahí. Fue duro para ambas.

Por motivos varios que ahora tampoco no hace falta detalle pasé un mal lunes. Mucho dolor tanto en las terapias pero más de tener según qué conversaciones con el Dr. Posee una enorme capacidad para captar los puntos débiles de cualquiera. Afortunadamente no solo a mí porque después de hablar con varios pacientes todos le consideramos como un 'mago'; una mente privilegiada que es capaz de saber qué te ocurre sólo mirándote a los ojos. 

No faltaba tampoco una buena encerrona. Por la tarde coincidía con un chico que ya había visto en otras ocasiones por la consulta y así sin más, el Dr. nos pregunta que hay algún inconveniente en que nos haga la terapia a la vez. Los dos asentimos pero nos subían los colores solo de pensar que compartir terapia era estar prácticamente desnudos a una distancia de dos palmos. Y la experiencia no fue mal. Creo que en una hora y media hice un buen amigo en Milán.

Martina

Narradas mis últimas peripecias os explico en por qué de este título. Entre los alumnos de la Escuela de Medicina Tradicional estaba una chica de unos 35 años que no paró de hacerme preguntas sobre el dolor que sentía en mis piernas o cómo había conocido al Dr. Garozzo. Pues nos hemos vuelto a ver.

Nada más llegar a la sala de espera una gran sonrisa me recibía. Era esta chica. Tras unos minutos de breve conversación se giraba y decía: "Martina, cariño, ven a saludar a mi amiga Ester. Ella también va a tu médico". Mi sorpresa era que la pequeña que había visto hace unos días era Martina. Un escalofrío me recorría la piel. Como cualquier criatura, a Martina le daba vergüenza acercarse a una desconocida pero al menos hacía el esfuerzo de levantarse casi sola de su pequeña silla. Estaba pintando un sol pero obedecía a lo que su madre le decía. 

Hablaba poco y muy lento pero es un milagro. Justo nos tocaba comenzar la sesión a ambas. Ellas en una sala y yo en la otra. De repente tocaban a la puerta y eran ellas dos. Su mamá me decía que Martina quería darme un beso. Aunque seguía con su misma vergüenza me daba gran beso y a su madre me contaba lo que sucedía.

Martina este diciembre cumplirá 4 años. Debido a un virus que su madre contrajo en la recta final del embarazo, sumado a problemas en el parto, la pequeña nacía con parálisis cerebral. Es sin duda una de las peores noticias que le puedan dar a unos padres. Según me comentaba su madre, fueron varios los intentos para que los médicos italianos pudiesen hacer algo. "Me daban largas y no había nunca una solución. Gianluca, un buen amigo mío, me comentó que fuera a ver al Dr. Garozzo y él ha sido nuestra salvación. Llevamos un año y medio con él. Martina ama a Gaudenzio y a su mujer porque estuvimos un mes muy duro en Miami. Sesiones cada día de acupuntura y con la cámara hiperbárica. La niña nunca hubiese caminado ni hablado y mírala ahora". Nuestras miradas se cruzaban. No hacía falta mediar palabra. 

Justo después le tocaba comenzar a ella su terapia. El Dr. Garozzo la trata con acupuntura. Su madre me había advertido pero no os podéis ni imaginar el llanto de la niña. Desgarrador, de verdad. Cuando podía hablar con el doctor le preguntaba cómo puede ser que Martina le ame tanto a pesar de lo que sufre con él. "Es muy inteligente. Sabe que quiere caminar o hablar y sólo lo consigue sufriendo. Este sufrimiento que aguanta con las agujas es por su bien. Poco a poco mejora y ella consigue caminar. Ella lo entiende todo. Habla muy despacio y aún camina con dificultad pero está consiguiendo lo que ella quiere".

Energías de sobra para seguir...
Españolas en Milán :)

Seguimos sólo con fruta, 6 nueces al día y 2 litros de té verde

Vistas a la Galería Vittorio Emmanuele

...

Sesiones de 'copetas' que me matan

Gracias por tu visita Marita <3






























































































Un beso,
Ester

1 comentario:

  1. Maurizio Paglailonga31 de octubre de 2014, 1:36

    Hola Ester

    me gusto' mucho leer estos comentarios, me siento mejor de saber que estas apreciando el enorme esfuerzo que Gaudenzio esta haciendo por ti, besos Mau

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